lunes, 30 de julio de 2018

El teatro poético de Díaz.






¿En qué consiste una obra de teatro? Esta es básicamente la pregunta que articula cualquier abordaje de un arte tan complejo.
¿En una puesta en escena? ¿En la conjunción de la plástica, de la música, de las luces? ¿En la actuación?  ¿En la eficacia de la dramaturgia?
Bueno, la respuesta es en todo eso.
Quizás por eso cualquier abordaje de estas cosas en sí mismas, hacen agua, también hacen agua las puestas hermosas con actores/ actrices descuidados, buena iluminación, pero sin que entre en el código y por sobre todas las cosas un texto que no diga nada.
Decir es conmover, mover hacia… Poner en funcionamiento del espectador, espectadora, una línea directa de conexión con lo emotivo, lo sensible, eso que al salir del teatro sigue estando en el cuerpo que vio, aunque el fenómeno haya sucedido.
En esta oportunidad, interesa pensar un asomo de poética propia en las obras de Fabían Diaz.
 Empezando por “Amar, amar, amar”. Qué se reestrena el 3 de agosto.
Federico García Lorca dice en sus conferencias sobre el teatro:

    “Para los poetas y dramaturgos, en vez de homenajes yo organizaría ataques y desafíos en los cuales se nos dijera gallardamente y con verdadera saña: "¿A que no tienes valor de hacer esto?" "¿A que no eres capaz de expresar la angustia del mar en un personaje?" "¿A que no te atreves a contar la desesperación de los soldados enemigos de la guerra?".   Lorca García, Federico. http://usuaris.tinet.cat/picl/libros/glorca/gl001201.htm

El entramado que parece exponer la dramaturgia de Diaz pareciera hacerse eco de ese desafío de Federico, expresar en los personajes los lugares imperfectos de las pérdidas, las nostalgias y los resabios de la guerra, pero sin descuidar la escritura que se enlaza para hacer actuar.

 
amar amar amar    

Dice Roland Barthes, en fragmento de un discurso amoroso.
" Desollado. Sensibilidad especial del sujeto amoroso que lo hace vulnerable, ofrecido en carne viva a las heridas más ligeras".
De heridas parecen andar los personajes de amar amar amar , metidos hasta los huesos, el uno en el otro.
La obra despliega la trama sin perder la poesía por ningún sitio.
Se escuchan reminiscencias de Pedro Páramo, de las leyendas populares, reminiscencias del Amor Fugit, esos seres amantes en la puerta del infierno.
Las actuaciones se mezclan en una verdadera panacea, de sensaciones.
¿Dónde estamos? Pareciera ser la primera pregunta que atravesamos como espectadores/ espectadoras, de la obra. La puesta minimalista, ningún indicador que nos devele un espacio tiempo, que no sea el elemental.
La palabra entonces construye ese sitio, construye el río, la sequía, el desierto.
Pero por sobre todo construye la imposibilidad del encuentro.
Los personajes se mecen desde un presente de enunciación a otro, con gran docilidad de los cuerpos y los monólogos demuestran para qué sirven en la simplicidad con que se entrelazan, se encuentran, se rozan, pero no se encuentran, exactamente igual que los personajes.
Fabían Díaz construye un enamorado que pierde la edad y se vuelve toda sensibilidad, un cuerpo que por momentos parece no tener peso. 
 SI quizás hay momentos en los que se necesita que el personaje se aquiete y cargue, para poder disfrutar mejor el texto, para poder percibir los matices.
 Si pudiera detener su cuerpo para cargar más el texto antes de decirlo sería posible paladear su poesía con el peso que tiene.
Lo secunda Gabriela Pastor, quién tiene la compleja tarea de hacer balance y sobre peso  sin quedarse por fuera. Con una actuación, aplomada, una tonada deliciosa  que no satura, se sumerge en el texto y en la experiencia y sale ilesa.
La música es quizás lo que suena fuera de registro para el texto, por momentos tapa la voz y genera un ruido que no deja disfrutar, lo que se dice.
Pero ¿Acaso no le pedimos al teatro, que nos increpe y sorprenda?
La dirección está a cargo de Manuela Mendéz.

amar amar amar, es de esas obras que parecen sencillas de transitar, pero no lo es.
Los personajes cuentan la travesía de encontrar el amor, de sobrevivir al amor, pero el detalle es la muerte.
 Ninguno puede darse como posibilidad de alivio y de vida, en ese sentido todo encuentro es una nueva perdida.
Y todo el texto fuera del tiempo y del espacio, se vuelve personal. Tan personal como la puesta en escena.
Retomando a Lorca: “Todas las artes son capaces de duendes” y esta obra pareciera tener esa bendición buscada.
El encuentro de la emoción a través de un texto hermosamente logrado y una puesta en escena reveladora incluso desde sus rupturas.











Las imágenes fueron tomadas de internet.





Todos los hombres vuelven al Monte.      

Hablar de esta obra es hablar sobre lo escrito y descripto hasta el cansancio, pero necesario de mención.
La obra responde sola las preguntas con que se abre esta reflexión, impone su propio criterio.
"Acá empieza todo", dice el personaje que interpreta Iván Mosher, o uno de ellos, pero todo empieza antes, mientras lo ves en la penumbra avisarte que es teatro, que va a actuar, que es ficción y como tal ese umbral se muestra y te invita al pacto inmediato e inminente.
La partitura vocal de Mosher pone todo, los medios, la perrada, los hombres y mujeres que forman parte ese universo y que se paren unos tras otro desprendido del cuerpo del actor, de sus manos, de sus ojos, de sus piernas, de su estómago, es uno y es mucho.
Hay una pregunta que sobrevuela, que no tiene respuesta y que quizás si la tuviera nunca sería la respuesta que se busca, hay una desazón particular que es colectiva y un dolor que te atraviesa el cuerpo.
" Nos crecen ramas" dice el texto y el actor está tan presente, tan anclado en el escenario que es imposible no verlo, no sentir el aroma del monte, el sabor de las frutitas de tutiá.
El texto da información sin perder la poesía, obliga a tránsitos que arrastran y el espacio es todo, cajones donde se guardan cucharas, fotos, las fosas de Malvinas, los colores del monte, el imán del monte, de ese espacio inmenso, macho constrictor, natural hasta los huesos. El monte en que los hombres van a cazar y a perderse. La iluminación es acertada recorta y anuda.
En definitiva, una estética puesta al servicio de que nos vayamos del mundo para vivenciarlo como si le hubieran subido la intensidad de golpe, así dirige Fabián Díaz esta obra que también es de su autoría.
La palabra construye en teatro ( como en la vida) el universo en el que nos movemos y Díaz lo pone a funcionar muy bien, el trabajo vocal de Mosher es preciso, la velocidad le quita toda posibilidad de caer en la demagogia al texto, cada textura de la palabra es diferente y los acentos están tan bien tejidos que es posible percibir las diferencias de cada uno de los personajes que habitan en Mosher.
Los hombres vuelven al monte me trajo (ahora me doy cuenta) aquella vez ,que vi teatro por primera vez, aquella confirmación de que la belleza es posible, que somos portadores de esa capacidad en un cuerpo, en un ser humano, en las palabras.
Cierro los ojos para llevarme el ritual adivinado de Mosher antes de no ser él sino todos elles, cierro los ojos para guardarme esa mirada con que nos mira, algo así como diciendo " Acá empieza todo"... A partir de ahí una trompada, una caricia, una sonrisa, una bronca, un dolor un cuchillo apoyado en el cuello, un guasuncho, un monte que se incendia...




Imagenes tomadas de internet



En definitiva, Díaz toma el guante lanzado por Lorca, explora y transmite, provoca con la poesía de su dramaturgia y sabe secundarse de secuaces.

La pregunta a qué es una obra de teatro, siempre debería tener como respuesta:  el arte de saber rodearse de las personas adecuadas para conmover y entretener. 






domingo, 22 de julio de 2018

La experiencia Copi. Parte 2 Eva Perón .



Entre acto y después.
Vestida como una clásica figura travesti, vestido ajustado de  leopardo, una vincha con los colores de la bandera de la diversidad, el personaje Copi.  Dice:
“Por ejemplo, hace poco hice un dibujo, aburriéndome un poco, sobre la historia de una monja. La pequeña monja le dice a su madre: “Me han vendido a un convento en la India”. Y en eso trabajo con los lugares comunes, hay por ejemplo un lugar común según el cual todas las monjas son putas, entonces yo trabajé con eso porque está fresco en la imaginación de todo el mundo, pero tampoco hablaba de la actualidad exactamente. Eso es inevitable en un sentido, creo que es algo que está muy claro, no hago una crítica de la burguesía, hay simplemente ciertas cosas que me fascinan, de las cuales no puedo salir, y son ciertas relaciones entre la gente, es todo. Hago la misma cosa en el teatro. Que es un nivel burgués, es evidente, no es un arte subversivo ni revolucionario, quiero decir que no digo que los burgueses sean cerdos y que debemos matarlos, ¿entendés? Digo simplemente a un nivel burgués hay esto que es ridículo y esto que es idiota o esto que está muy bien, o hay esto que me cansa. Simplemente hago como una inspección de ciertas cosas, siempre en el interior de la burguesía porque ¿qué otro publico tendré yo, ¿no?” https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-2292-2012-01-20.html

 La dramaturgia de ese intermedio es una recopilación de entrevistas a Copi, la presencia de Cachafaz, el tango, el cliché de lo uruguayo y lo porteño.
Mientras tanto delante nuestro, las mujeres de los celulares no paran de hablar, de mandar wp, de estar incomodas, quizás porque el homosexual o la dificultad de expresarse, no escatima en palabras como “pija” “coger” y esa incomodidad que provoca lo transgénero cuando no estás haciendo una desconstrucción.
El personaje habla a público, lo usa para reírse, canta boleros sincronizando los labios, el cliché almodovarezco por excelencia.

“(…) el drama queen tan asociado al camp, pero hay también una serie escénica que se vislumbra a partir de la estética trans que comienza a emerger y que hallaría en el teatro de Copi su invención, a la par que se reformulan o reinventan ciertos procedimientos artísticos. Pensemos, entonces, en el cine de Pedro Almodóvar que empieza en los años ochenta (y he aquí a La Lupe universalizada, al ser incluida en sus bandas sonoras) o, en el caso argentino, las experiencias teatrales de Batato Barea, Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese, que terminan popularizándose por la televisión en el programa de Antonio Gasalla.” Gaspari, Javier.  Copi ataca de nuevo, ( Sobre la obra de Copi editada por Cuenco de Plata).  Cuadernos de literatura, Junio 2014.

Pero la energía del actor no alcanza, no imanta, ni a la diversidad que debería estar en la sala, pero falta, porque quizás es el teatro oficial  y los pre juicios van y vienen, porque quizás el título avisa de discursos políticos , porque quizás el hábito burgués de la diversión cuando estás sobreviviendo no cuenta.
Las señoras se distraen en la incomodidad, pero también distraen a quienes estamos ahí haciendo pacto tratando de acomodar este personaje, en la maraña de las dos obras y tratando de asentar lo que la obra anterior nos dejó.
El reto es inevitable, hacer callar, pedir y exigir respeto  y que se apague el celular… Pienso entonces ¿Para qué público enuncia Copi? Para estas señoras que en otra época quizás ni siquiera lo hubieran ido a ver, porque el teatro oficial no ponía estas obras.
Enuncia para los pibes, pibas, pib@s que cruzamos en las escaleras con cuerpos que no dejan leer su sexualidad. ¿Cómo viviría este presente él ,que parece haber estado espiando el futuro? Ud siga burlándose de un tipo vestido de mujer, señora del celular, mientras tanto la realidad la está pasando por encima.
Después de este paréntesis que me permito porque uno lee las obras, desde el tiempo en que la recibe.  Me pregunto si tal vez el hecho que el director resida en Francia o que sea un teatro oficial no ceja la posibilidad de jugársela que se vislumbra, la necesidad de ir a fondo con ese personaje que no llega, que se queda en los cliches más básicos.
El cierre es el aviso de Copi diciendo que a Eva la interpreta un hombre porque  quiere acentuar lo monstruoso del cáncer.
Inevitable no pensar en las veces que, una mujer en el poder es construida con una sexualidad masculina y se le reprocha cualquier femineidad.
Ya advertidos, advertidas, advertid@s, sobre desde donde enuncia Copi, con las señoras calmadas a la fuerza entramos a la segunda obra, quizás la más esperada por mi acompañante y también la que más suspicacias despierta. 
Leer un personaje como Evita, lleva a muches a decir que está obra es " Facha y retrógrada". También el hecho de que durante las proyecciones se deje en evidencia el anti peronismo de Copi.  No es un dato menor, pero hay muchas otras cosas, en esta obra, muchas otras maneras de leer al nieto de Botana. 
A veces hay que correr los riesgos de leer más allá de nuestras propias convicciones. 

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Eva perón.
Nos enfrentamos a un escenario despojado, a los elementos necesarios, a telones y cortinas que forman capas velan o descubren.
Una cama, el ajuar de Eva, su vestido blanco en el piso, dos puertas que recuerdan a las comedias de enredo.
Los colores negros, blancos, el metal de la camilla en la que llevan a Eva, transportan el cáncer.
La madre de Eva y Evita protagonizadas por  dos actores varones que inmediatamente empiezan a accionar desdibujan su condición de vestidos de mujer, para ser mujeres posibles.
Ibiza sostiene el contrapunto con Eva en esta obra construida con una trama policial en la cual todos, según Eva, son  culpables de provocar su cáncer.
El personaje esencial es el de la enfermera, la actriz construye ese personaje con tan pocos elementos  que parece siempre sombra, siempre algo que se puede diluir hasta que en el gesto final se transforma. 
El personaje que carece de energía, que se desdibuja es Perón, hay una construcción del texto que lo pide así:
“PERÓN: Eva, quisiera que me escucharas un momento. No voy a presentarme a elecciones. Abandono el poder.
EVITA: Dejá de decir boludeces. ¿Por qué?
PERÓN: Porque ya no soporto ningún sufrimiento. Ni siquiera tolero tu muerte. Estoy vacío. Hace mucho tiempo que sufrís en mi lugar, y eso me permitía gobernar. Cuando ya no estés, no habrá nadie en el poder. Hasta si me volviera un viejo reseco podría comprenderlo.
EVITA: Dejá de decir boludeces. En unos días se te va a pasar. Dejá de decir boludeces, cretino; hay que esperar, ya va a pasar. ¡Pero mirá vos! ¡Te queda muy bien! “

Aún así hay que tener en cuenta la diferencia entre un personaje débil y una actuación carente, en este caso  hay una intención de despojarlo desde la puesta.  Lo que sucede es que esa fuerza no condice con el texto final de Perón.
Los actores sostienen con una mixtura de estéticas, la obra, después  que los espectadores, las espectadoras , pasamos por  por la alta exigencia de la anterior  y quizás porque estamos completamente advertides de todas las lecturas posibles nos atrapa con mayor ferocidad.
Seguimos la intriga sin problemas y es fácil saber que habla el cáncer, que habla la persona que cerca del poder teme a morir y que piensa en la posibilidad de salvarse.
En ese caso ¿Importa qué sea Evita? Si, claro porque Eva muere cuando Copi tiene 11 años y ve construirse el mito, porque Copi enuncia al peronismo como una dictadura.
Pero algo, pese a él, aparece ahí una línea que unirá al personaje de Evita para siempre con la comunidad gay. (Es casi imposible no pensar en Madonna, en su calidad de bandera de la diversidad, obnubilada por el personaje Evita)
Algo de esa mujer trasgrediendo todas las posibilidades, de géneros y clases, saliendo de ser pobre a primera dama, de su gusto por la pelea y de su " madrazgo" de los desposeídos se cuela como agua .
Hay un equívoco venturoso que nunca se corrige, Copí dice que Eva es presidente de la Nación en una de las entrevistas que se pasan y en la misma dice que Eva está por tomar el poder.
Una sospecha de que es Eva en realidad detrás de Perón orquestando el poder, una referencia a Lady Mcbeth, inevitable que quizás hace un guiño cuando Ibiza le dice a la madre de Evita
“Usted es Shakesperiana”.

La joya el pequeño monólogo que Eva hace acerca de la soledad.

“EVITA: Ustedes me dejaron caer sola hasta el fondo del cáncer. Son unos turros. Me volví loca y estaba sola. Me ven morir como una bestia en el matadero. Permitime, quiero estar con vos, no tengas miedo. Me volví loca, loca, como aquella vez en que hice entregar un auto de carrera a cada puta y ustedes me lo permitieron. Loca. Y ni vos ni él me dijeron que parara. Hasta mi muerte, hasta la puesta en escena de mi muerte debí hacerla completamente sola. Sola. Cuando iba a las villas miseria y distribuía fajos de billetes y dejaba todo, mis joyas y mi auto y hasta mi vestido, y me volvía como una loca desnuda en taxi mostrando el culo por la ventanilla, me lo permitieron. Como si ya estuviera muerta, como si yo no fuera más que el recuerdo de una muerta. Eso era lo que quería decirte, viejito. Sos muy linda ¿sabés? Tenés un cabello hermoso... No hay que teñirlo ¿eh? A la larga es malo para el pelo ¿sabés? Dejame hacer, amor mío, permitime. Dame, Ibiza.”

Leer esto en relación con el homosexual es inevitable, a Copi lo conmueve la soledad, le conmueve lo marginal. Empuja y deja al descubierto la idea de montaje, la vida es un escenario, el poder es un teatro, el miedo a la muerte y a la soledad provocan teatralidad, drama.
Este dramaturgo que se denomina a sí mismo heredero de Laferrere y Florencio Sánchez, un artista del mundo. Este ser parece haber vislumbrado el futuro.

“El español argentino es una lengua que cambia todos los días, cambia constantemente. Si tuviera que traducir una de mis piezas escritas en francés al español argentino, me costaría, no sabría hacerlo, porque ya no conozco la lengua. Quiero decir, hay diferentes lenguas, que pertenecen a diferentes clases.”
Copi parece entonces un adelantado, un previsor de estas discusiones actuales, así cuando Evita dice:

“EVITA: ¡Pero qué cagada, carajo! ¡Qué lástima que no estoy ahí! Si estuviera ahí haría un discurso desde el balcón. ¡Qué lástima! Sería grandioso: mi mejor discurso. ¡Mierda, qué fiesta me perdí! Hubieran salido todos a la calle, estarían en la plaza, millares aclamando, gritando como locos. Les hubiera dado la jubilación a los cincuenta años y el aborto gratis. ¡Les hubiera dado todo, todo, todo! ¡Pero qué lástima, carajo! Yo creía que iba a estar muerta hace una semana. “

Se sospecha  una adaptación acorde con el momento, pero no, ahí en la dramaturgia original Copi está reclamando lo que se reclama desde hace tanto tiempo   a los gobiernos de corte más popular, las libertades individuales  y sobre todo de las mujeres.

Del voto femenino, al aborto legal, un solo paso.  De la ley de género, del matrimonio igualitario, de las conquistas de “los marginados” al aborto legal un paso.

Se estrenó en el teatro de l'Épée de Bois, en marzo de 1970, con el gurpo TSE, puesta en escena de Alfredo Arias, escenografía de Roberto Plate, vestuario de Juan Stoppani y las actuaciones de Facundo Bo, Marucha Bo, Philippe Bruneau, Jean-Claude Drouot y Michéle Moreti.




Imágenes de la puesta actual en el teatro Cervantes.

https://www.teatrocervantes.gob.ar/obra/11934/

Ficha de Obra
Con Marco Antonio Caponi, Carlos Defeo, Rodolfo de Souza, Hernán Franco, Juan Gil Navarro, Gustavo Liza, Rosario Varela
Asistente de escenografía Martina Nosetto
Asistente de vestuario Laura Copertino
Asistente de iluminación Facundo David
Asistente de sonido Franco Amorosino
Producción Silvia Oleksikiw
Asistente de dirección Ana Calvo
Traducción
El homosexual o la dificultad…  Joani Hocquenghem
Eva Perón Jorge Monteleone
Música original Etienne Bonhomme
Iluminación Bruno Marsol
Vestuario Renata Schussheim
Escenografía Oria Puppo
Dirección Marcial Di Fonzo Bo

Coproducción con la Comédie de Caen, Centre Dramatique National de Normandie, Francia.a de Obra
















Fecha estreno 19/07/2018
Última función 12/08/2018

Teatro Cervantes – Teatro Nacional Argentino





Vínculo a las obras.
Copi


Vínculo a la nota del Suplemento Soy de Página 12
Soy. Entrevista a Copi



Una grajea de Biografías el programa de canal de Encuentro .







Una reflexión interesante al principio de la  Otra Trama .



viernes, 20 de julio de 2018

La experiencia Copi. ( Sobre Eva perón- El homosexual y la dificultad de expresarse) Parte 1



La experiencia Copi, en el teatro oficial.
Qué el teatro Nacional Cervantes, decidiera llevar adelante la puesta en escena de dos de las obras de Copi, “El homosexual o la dificultad de expresarse”, “Eva Perón”, desde la curiosidad hasta resquemor provoca todo.
Pareciese imposible dividir con respecto a la experiencia teatral el gusto, el placer, el entretenimiento y está muy bien que así sea si pensamos que aún Brecht con su teatro político lo que pide una y otra vez es que sea entretenido.
Ver dos obras seguidas de Copi, se inscribió para mí y mi amigo en la experiencia Copi… Una atención captada, una hora de suspensión del mundo exterior (Si no fuese por las mujeres que delante nuestro no paraban de hablar y de revisar su celular) No así con el público adolescente y muy joven de quienes esperaba esa reacción, pero no, el nieto de Salvadora Medina Orrubia, parece siempre joven, siempre ahí provocativo, siempre encajando un golpe a la mentalidad burguesa.
Copi. El padre/ madre de la experiencia.
Raúl Damonte Botana, nace el 20 de noviembre de 1939 y muere en París en 1987, historietista, escritor y dramaturgo (Alguna vez habría que pensar por qué se diferencia dramaturgo de escritor)
 Hijo del periodista Raúl Damonte Taborda, nieto de   Natalio Botana, Salvadora Medina Orrubia, estos datos bastan para hablar de su exilio durante el Peronismo.
 Fue actor también y se nota en sus obras, escribe para que como actor/ actriz lo que se encuentre ahí sean personajes muy al límite, deliciosos de interpretar, con una fuerza abismal.
De muchas de estas cosas nos enteramos los espectadores / las espectadoras y la amplia diversidad que parece invitar a derribar la teatralidad como en un efecto barroquista, por un personaje que monologa en el intermedio entre una obra y otra.
Una decisión de puesta que, si bien nos acerca al autor, carece de ritmo, se extiende demasiado, adquiere interés cuando Copi se mete en escena y los tramoyistas, barren el escenario, arman, desarman… Se mueven con sus ropas de trabajo, casi en una coreografía.
Ese personaje perdido entre ellos es una perla que se escapa en el afán de dejar en claro quién es Copi y desde enuncia Eva Perón, como si de antemano aclararan que la obra no se para de un lado u otro de la grieta… Para mí una aclaración absolutamente innecesaria, basta seguir con atención la obra para entender que habla el cáncer.
Como dice Jorge Monteleone, “explicar a Copi es postergarlo otra vez: el arte de Copi acontece”.
  Esa frase debería relucir y dejar a Copi acontecer en la puesta misma, en la experiencia.







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El Homosexual o la dificultad de expresarse.

Al leer esta obra se tiene la misma sensación que se tiene frente a Sara Kane, es hermoso esto pero ¿Cómo lo pongo en escena?
Acá parece haber una lectura posible, una puesta en escena que descoloca.
En la escena la estepa siberiana se reduce a espacios blancos y portones de acero, a personajes con piel y una débil absolutamente falsa y sin ninguna intención de ser otra cosa nieve de Telgopor que cae. Personajes vestidos de negro, dos armas de fuego, el sonido de los lobos.
El artificio teatral que avisa que es artificio no pretende otra cosa, el teatro es simulacro, Copi pone a vivir en esa estepa Siberiana a personajes travestis, cuya dificultad es la expresión.
¿Qué sexo tienen y por qué? ¿A quiénes aman y por qué? ¿Qué están haciendo ahí?
“MADRE: Conozco bien la clase de mujer que es, señora. Ella no irá nunca más a sus clases de piano. Termine su mirabelle y váyase.
GARBO: Señora Simpson, amo a su hija.
MADRE: No es una chica para usted, señora Garbo.
GARBO: ¿Por qué, señora Simpson? Dígame por qué.
MADRE: Mi hija no es una burguesa, señora. Arrastramos un pasado oscuro. GARBO: A mí también me operaron en Casablanca, señora Simpson. Tengo un sexo de hombre.
MADRE: No es posible. GARBO: Toque.
MADRE: ¿Y el oficial Garbenko?
GARBO: Me operaron a los dieciséis contra mi voluntad. MADRE: Mi hija y yo cambiamos de sexo por voluntad propia, señora. Ahora, buenas noches.”
  Las preguntas se abren y no se cierran, los personajes están y no avanzan, Irina ese personaje hermoso que  sirve para echar a andar la intriga lacera su cuerpo, se auto castiga.
La actuación de ¿Dónde se agarra? En esta puesta, el director parece haber encontrado la clave en el melodrama, en los estereotipos de femineidad de los travestís de la década del ’40, en la exageración de los cuerpos.
La palabra de los textos van cobrando esa fuerza del absurdo, qué se dice  hasta vaciarse y en cualquier caso  la pregunta es   ¿Importa lo que se dice? o lo apenas disimulado en el barullo de los textos,  que los personajes  están solos, solas, sol@s , desesperados de exilio y de amor.  Helados, incomprendidos, añorando una libertad imposible una posibilidad dónde lo exótico tenga lugar.
 El trabajo corporal de los actores y actrices tiene ese peso. Esa deformación, esa animalización que sucede casi sin que los espectadores, las espectadoras nos demos cuenta.
Celebro particularmente esta lectura y la  puesta  en escena de esta obra en un teatro oficial,  realmente necesaria en estos momentos en que discutimos temas como la sexualidad, el lenguaje inclusivo, la referencialidad de la palabra y de los nombres.
 El Homosexual o la dificultad de expresarse, fue estrenada el 5 /de Diciembre de 1971 en el Théátre de la Resserre de la Cité Internationale (Cité Universitaire de Paris), puesta en escena de Jorge Lavelli asistido por Hortense Guillemard. Elenco: Copi, Raymond Jourdan, Marianne Eggerickx, Jacques Maire y Jacques Coutureau.







 Las imágenes corresponden a la puesta actual en el teatro Cervantes. 







Ficha de obra. 
Con Marco Antonio Caponi, Carlos Defeo, Rodolfo de Souza, Hernán Franco, Juan Gil Navarro, Gustavo Liza, Rosario Varela
Asistente de escenografía Martina Nosetto
Asistente de vestuario Laura Copertino
Asistente de iluminación Facundo David
Asistente de sonido Franco Amorosino
Producción Silvia Oleksikiw
Asistente de dirección Ana Calvo
Traducción
El homosexual o la dificultad…  Joani Hocquenghem
Eva Perón Jorge Monteleone
Música original Etienne Bonhomme
Iluminación Bruno Marsol
Vestuario Renata Schussheim
Escenografía Oria Puppo
Dirección Marcial Di Fonzo Bo









Teatro Cervantes – Teatro Nacional Argentino

La yoli Mindolacio, La vida que se manifiesta a escala cósmica o colectiva.

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