La experiencia teatral de mirar el movimiento en espiral.
Este cielo también pasará
¿Qué pueden los cuerpos
en escena? ¿Pueden cinco cuerpos en movimiento abrir la discusión sobre la
identidad? ¿Qué es la identidad nacional?
Corredores es una obra de
difícil abordaje porque su simpleza escénica nos pone en contacto con preguntas
y no con certezas.
Desde el momento del
ingreso a la sala se propone como una obra de pura presencia actoral, no hay
tiempo para el cuchicheo previo, entrar es observar y sobre todo detener la
respiración por unos segundos, frente a la sobre estimulación de las calles de Palermo,
de las vidas atravesadas por la modernidad, el despojo escénico con cinco
actores con ropa deportiva y la desnudez de la sala propone un encuentro con
los cuerpos en movimiento.
Los cuerpos en escena,
percuten, transpiran, elongan, se
conectan, se aíslan, los cuerpos en escena usan la luz y la sombra un
territorio indefinido del que salen con abrigos, con agua, hacia el contacto
con quiénes miramos y escuchamos en la quietud, pero eso se contrasta con furia
con la hondura de los textos, con la atención que piden, con la necesidad de
recorrer a partir de palabras claves los últimos años de la historia de este
país.
Artaud dice en El Teatro
y Su doble:
Todo muestra en el
aspecto físico del actor, como en el del apestado, que la vida ha reaccionado
hasta el paroxismo; y, sin embargo, nada ha ocurrido.
Ahí están los cinco
corredores, los vemos, los escuchamos respirar, hablar, compramos el discurso
indirecto con el que hablan, entendemos la construcción de identidad a través
de la sensación permanente de correr, de atravesar el tiempo, la geografía, de
permanecer en equipo y en soledad… Y sin embargo entender en medio de un
calambre que fulmina qué ya no hay quién rezarle y qué se va a morir. Nada ha
ocurrido, dice Artaud.
Y esa experiencia teatral
es transformadora desde la conmoción, no desde el discurso, es desde la
crueldad de los cuerpos que se consumen, desde el silencio que va ganando,
desde la iluminación, desde los textos poéticos, desde la poesía de esa
dramaturgia que por momentos es muy difícil de comprender, en ese pacto que
establece y renueva con cada aparte que se establece la empatía y el entretener
se transforma en alimento.
Entonces, son los cuerpos en escena, recortados por la luz, la música, la palabra, los cuerpos sin quietud quiénes ponen las preguntas que no clausura y se propone “narrar el indecible argentino”.
Me interesa más, porque
al fin al cabo esto se trata de mi experiencia frente y con la obra, pensar que
abre preguntas sobre la historia, desde el modernismo de Lugones hasta el
despojo escénico, hasta los cuerpos que imponen una dinámica que está al punto
justo para quién mira, me interesa pensar en la cita de Artaud.
Y celebro mucho estas dramaturgias, que proponen no clausurar los sentidos y celebro que después de tanta virtualidad, incluido ese teatro con distancias haya una obra que propone la acción en los cuerpos, la piel, la respiración, eso que nos recuerda que cuando entramos a una sala de teatro va a ocurrir algo excepcional, algo ritual, algo visceral y simplemente vital
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- Dramaturgia:
- Pablo Caramelo
- Actúan:
- Mariela Acosta, Pablo Caramelo, Manuela Méndez, Sebastian Saslavsky, Juan Trillini
- Diseño de vestuario:
- Belén Pallotta
- Diseño sonoro:
- Joaquín Daglio
- Diseño De Iluminación:
- Gabriel Haenni, Lucas Orchessi
- Fotografía:
- Andrea Jaet
- Asistencia de dirección:
- Valentín Terni
- Prensa:
- Duche&Zarate
- Preparador Físico:
- Juan Trillini
- Colaboración artística:
- Eduardo Spindola
- Diseño de movimientos:
- Veronica Litvak
- Dirección:
- Pablo Caramelo
La información sobre la obra de Alternativa teatral.